Los 4 Momentos más Épicos de los Videojuegos
Son el cénit del videojuego. Como en el cine, en la música o en la literatura, los videojuegos también viven de esa pequeña mitología construida a lo largo de los años a través de fragmentos inolvidables. Ya sea por derrochar épica, por plasmar con gran precisión el resultado de una batalla o por arrancar de nuestras tripas a algún personaje querido,más de una vez nos hemos quedado pasmados frente a la pantalla, sin lágrimas en los ojos, la piel de gallina y el mundo a punto de venirse abajo.
Atención, porque lo que viene por delante tiene spoilers a gogo. Vamos a hablar de Final Fantasy VII, Ocarina of Time, F.E.A.R. y Metal Gear Solid por lo que, si no quieres llevarte una sorpresa, es mejor que no sigas leyendo. Así pues, ¡que comience el espectáculo!
LA MUERTE DE AERIS EN FINAL FANTASY VII
Sin duda, uno de los momentos más impactantes de la historia narrativa de los videojuegos. Aeris era un personaje fundamental en Final Fantasy VII. Compañera del protagonista, Cloud, participaba en el triángulo amoroso que se daba entre ellos dos y Tifa, un triángulo que acabó de forma trágica. Pero, además, era la última de los Ancianos, una raza suprahumana destinada a cuidar del planeta y que tenía un vínculo muy especial con él.
Tras visitar el Templo de los Ancianos, el origen de su raza, en busca del malo del juego, Sefirot (por otra parte, uno de los mejores antagonistas de videojuego de la historia), Aeris desaparece misteriosamente. La búsqueda se prolonga durante varias horas de juego hasta llegar a la Ciudad Olvidada donde, mientras ella reza, Sefirot desciende del cielo con su enorme katana y la atraviesa completamente.
El impacto, el vídeo con la perla de su pelo perdiéndose en las aguas infinitas del escenario y la música melancólica, que no cesaba ni durante la dura batalla posterior con Genesis, la más triste de todas las del juego y probablemente de toda la saga, envuelven a la muerte de Aeris de un misticismo, un dramatismo y una emotividad muy pocas veces vista en este medio..
Esta muerte trajo cola, mucha cola, hasta el punto de que corrió el falso rumor durante mucho tiempo -aún hoy pueden verse preguntas en foros sobre el tema- de que en el juego original (sin ningún tipo de crackeo, mod o manipulación de cualquier tipo) se podía resucitar al personaje. Era falso. En el juego original, Aeris murió para siempre. Tristemente inolvidable.
THE LEGEND OF ZELDA: OCARINA OF TIME
No hay muchos juegos que puedan ostentar al título de "mejor videojuego de la historia". Ocarina of Time es, gustos aparte, uno de esos pocos privilegiados y, cómo no, está cargado de momentos épicos acordes a la importancia de la aventura más grande de Link hasta la fecha.
Es evidente que, como todos los grandes clásicos, Ocarina of Time juega con el "factor nostalgia" a su favor, y consigue que todos aquellos que pudimos disfrutar del título original volvamos a quedarnos embobados mirando Hyrule en todo su esplendor. Elegir un momento para el recuerdo de un juego de este calibre es harto difícil, pues hay más uno que consigue poner los pelos de punta con sólo volver a revivirlos en nuestra mente; a saber: los primeros paseos montados en Epona por las praderas de Hyrule, el encuentro con la princesa Zelda o la muerte del Árbol Deku, entre otros.
Sin embargo, hay uno que prima sobre el resto, y que tiene una importancia vital ya no sólo en el desarrollo de la historia, sino en la constitución de Link como Héroe del Tiempo: la obtención de la Espada Maestra. En una analogía con el mito de Excalibur, el pequeño hylian de ropas verdes pasa, tras sacar el acero ancestral de su pedestal de piedra, de ser un joven inexperto y frágil a ser todo un hombre capaz de asumir el destino de Hyrule y de enfrentarse al mismísimo Ganondorf y sus secuaces.
La secuencia, aunque corta, es potente visualmente hablando, y abre un mundo de nuevas posibilidades al jugador, que se encuentra ahora ante una aventura dual en la que todo cambia en función del lugar que ocupe la Espada Maestra: anclada en el Templo del Tiempo o siendo empuñada por Link. Ocarina of Time juega con muchas virtudes a su favor, pero este momento, junto con la obtención del instrumento que da nombre al juego, resultan indispensables para comprender la grandeza de esta entrega.
EL FINAL DE F.E.A.R.
Aunque el componente terrorífico de esta trilogía se ha ido diluyendo en cada nueva entrega, si es cierto que el primer título consiguió poner la piel de gallina a más de uno. La gran responsable de propiciarnos sudores fríos es la que, probablemente sea la niña más terrorífica de la historia de los videojuegos. Alma es la "madre" del M.I.E.D.O., con mayúsculas. Sigue la estética del cine japonés, con una apariencia débil, piel blanquecina, descalza y con el pelo sobre la cara. Aunque lo que más asusta de Alma es su poder de aparecer y desaparecer en el juego y de mantenernos en tensión por la curiosidad de saber donde la volveremos a ver.
Aunque la niña es el "alma" de las tres entregas, es en la primera donde más miedo da, quizá porque es en donde menos sabemos de ella y más desconfianza inspira. A lo largo del juego se suceden numerosos encuentros con Alma y, como no podía ser menos, nos regala un final digno de película de terror, de esos que te dejan la boca seca y los pelos de punta, de los que se quedan abiertos en el momento más escalofriante para que el jugador se imagine el resto. Y a partir de aquí que se abstengan de leer los que no quieran un evidente spoiler.
Cuando ya parece que todo está perdido y la zona en la que estamos va a ser destruida, el juego nos sumerge en una última cinemática en la que somos rescatados en helicóptero. Cuando parece que estamos a salvo y bien escoltados, el helicóptero sufre un fuerte impacto. "¿Qué ha sido eso?". Y os podéis imaginar quien asoma por el portón abierto... Para los que no se hagan una idea les dejo el vídeo, que no tiene desperdicio.
LA MUERTE DE GRAY FOX EN METAL GEAR SOLID
El primer Metal Gear Solid de PlayStation fue un juego revolucionario por un millón de motivos, pero uno de los más poderosos fue la capacidad que tuvo, como otros grandes juegos de esa generación, en hilar una historia a través de personajes tridimensionales. Kojima siempre ha sabido huir del estereotipo en sus juegos, ha hilvanado sus historias a través de tipos (y tipas) que nunca son lo que parecen.
Gray Fox podría ser uno de los máximos estandartes de esta afirmación. Nos pasamos una gran parte del juego sin saber exactamente quién o qué es. Todo lo que sabemos es que un cyborg con una katana, y un carisma descomunal, que acaba con todo lo que se le pone por delante hasta que llega la revelación: el ninja no es otro que Frank Jaeger, el nombre real de Gray Fox, compañero de Snake y al que este dio por muerto en el transcurso de Metal Gear 2 para MSX2.
Fox se pasa toda la aventura de MGS batallando con Snake y nunca sabemos si está realmente de su lado hasta la gran escena final. LA escena. Así de sencillo. Con Liquid Snake desbocado, y en posesión de Metal Gear Rex, Gray Fox da su vida para ayudar a Solid a acabar con la amenaza de su hermano. Especialmente emocionante es el discurso final de Fox, aquel en el que dice: "Después de Zanzibar me retiraron del combate, ni vivo ni muerto, una sombra errante en un mundo de luces". Si no se os cae una lagrimita con semejante escena, es que, definitivamente, no tenéis corazón.
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