GoldenEye Rogue Agent: Descubre el lado oscuro

GoldenEye Rogue Agent para Xbox

En un final del 2004 marcado por first-person shooters de primerísimo nivel, el movimiento de Electronic Arts al lanzar “GoldenEye: Rogue Agent” justo después de las segundas partes de “Halo” y “Half Life” no parece en principio del todo acertado y resulta al menos sorprendente.

Pese a ello, se han arriesgado a utilizar la licencia de 007 dando en esta ocasión al jugador la oportunidad de participar en el bando contrario en la piel de un anti-Bond con las mismas capacidades y artilugios que el más famoso espía británico pero sin sus reglas, restricciones o moral tras su caída en desgracia. Una idea que en definitiva suena bien pero que lamentablemente no se ha llevado a la práctica de la forma en que debiera.

Desde un equívoco nombre, tan familiar para quienes jugaron al clásico de Nintendo64 pero con el que apenas guarda alguna similitud, hasta una jugabilidad que pretende igualar a la de “Halo 2” pero a la que no consigue llegar por mucho, pasando por una carencia absoluta de personalidad propia o variedad, hacen que “GoldenEye: Rogue Agent” se sitúe apenas por encima de la media y nos lleva a pensar en cuál era el objetivo final del título de Rogue Agent.

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Otra forma de ver las cosas

Rogue Agent se trata este de un FPS que toma un nuevo punto de vista en el universo Bond, haciéndonos tomar a lo largo de 8 misiones el papel de un agente que por sus métodos nada afines a los del MI6, termina pasándose al lado oscuro que supone la organización criminal de Auric Goldfinger tras una misión fallida en la que perderá un ojo a manos del Dr. No. Gracias a ello y a los científicos de Goldfinger, que le implantarán un ojo biónico experimental, ganará sin embargo nuevas habilidades como un escudo magnético o telequinesis que poder utilizar en su nueva faceta de ciborg.

Sin embargo, en lugar de crear la pretendida empatía con el personaje en Rogue Agent e implicarnos en los motivos de su caída, el argumento se embrolla cada vez más y termina por perder el sentido. Además, el hecho de que nuestro particular antihéroe no hable demasiado y que no experimente una evolución durante el desarrollo de Rogue Agent, hace que el desarrollo resulte aún más plano.

Esta falta de un argumento sólido podría no haber sido un problema y tratarse igualmente de un buen título y es que las historias de Hollywood no siempre se han traducido en buenos juegos pero tampoco nos encontramos ni de lejos ante la secuela que aquella entrega de Nintendo 64 merecía. Y es que aparte de la justificación del implante ocular, el hecho de llamarlo de la misma manera que el mejor juego de la franquicia hasta la fecha no resulta casual y sólo parece querer aprovechar el tirón de aquél.

Lo bueno de ser malo

Ya desde el comienzo, nuestra función como malos de la película consiste en atacar al enemigo de nuestro protector y terminar con las fuerzas del Dr. No. Con un estilo de juego similar al de “Halo”, con dos armas y granadas a nuestra disposición, la dinámica recompensa en teoría el juego sucio propio de un agente renegado pero en la práctica se trata de lo que haríamos en cualquier otro juego del género. Disparos certeros a la cabeza de los enemigos, utilizarles como escudos humanos o usar granadas o la tecnología biónica con la que vamos equipados contra ellos no resulta tan particularmente malévolo entre los juegos de hoy en día como se nos quiere hacer ver.

Si se quería potenciar ese componente de maldad en el personaje y darle un toque siniestro, convendría haber seguido el estilo de “Chronicles of Riddick” o “Manhunt” en lugar de presentar un festival de disparos que en esencia no difiere demasiado de “Ratchet & Clank”. De igual forma, el hecho de pertenecer a una organización criminal como la de Goldfinger no nos hace más malos si el enemigo final resulta ser igualmente un Dr. No contra el que el propio Bond combatiría.

En cuanto a la IA de esos enemigos a los que debemos destruir, se muestra mejor en las distancias cortas que en las largas. De esta forma, la torpeza con que se desenvuelven cuando están lejos de nosotros se difumina en la cercanía y aprovecharán para cubrirse y atacarnos por los flancos al tiempo que manejan un segundo arma como nosotros hacemos.

Apartado gráfico de Rogue Agent

A pesar del potencial de los equipos de diseño implicados en el proyecto, la calidad visual de “Rogue Agent” no impresiona demasiado ni terminará pasando a los anales por su originalidad. En efecto vemos unas recreaciones de escenarios adecuadas a las películas de Bond pero no resultan tan sólidas en su estructura y texturas como sí pueden serlo las animaciones de personajes y armas o el sistema de partículas.

Los gráficos de Rogue Agent resultan así muy limitados en su detalle y texturas, lo que resta muchos enteros a la ambientación en general y a lo que se añade que los enemigos eliminados desparezcan casi en el mismo momento de tocar el suelo. Todo ello resta realismo y hace de la experiencia de juego algo incompleto.

Si bien disfrutaremos algunos momentos con famosos personajes de la serie Bond, como una M encarnada por Judy Dench o un genialmente recreado Gert Frobe en la forma de Auric Goldfinger, por desgracia no veremos demasiado de ellos y se utilizarán más como recursos visuales que como personajes propiamente dichos.

Las tres plataformas soportan un modo wide-screen pero sólo la versión de Xbox admite scan progresivo para televisores HDTV. Esta última resulta igualmente la que mejor apariencia presenta, seguida por las de PS2 y GameCube respectivamente y es que la de GameCube ofrece mejores texturas pero también la de PS2 dispone de anti-aliasing y presenta un resultado adecuado. En todas ellas encontramos un ratio de frame de 30 FPS que resulta al menos adecuado a la experiencia de juego.

Apartado sonoro

En este aspecto, incluso el trabajo de DJ Paul Oakenfold se sitúa apenas por encima de la media. Escucharemos complejas y sofisticadas texturas y ritmos pero en general la música resulta algo repetitiva y carece de inspiración como el resto de Rogue Agent. Pese a que en el pasado ha creado bandas sonoras memorables, en esta ocasión no pasará a la historia por su calidad.

Los efectos sonoros sí se muestran por el contrario sólidos y van desde un excelente repertorio de disparos y recargas en función del armamento que manejemos a distintos sonidos de explosiones y de fondo de igual calidad. Las voces actúan a un nivel propio de actores de doblaje, si bien los quejidos y comentarios de los enemigos terminan por hacerse repetitivos y en ocasiones directamente molestos.

Nuestro propio personaje apenas interviene en este sentido y el doctor al que debemos nuestro práctico ojo bien parece un científico loco salido directamente de la cripta pero al menos el sonido es de alta calidad, con posibilidad de soportar Dolby Digital y ofreciendo una buena separación de sonido.

Mejor con amigos

Como viene siendo normal en los últimos títulos, no sólo FPS sino de cualquier otro género, el modo de un jugador no lo es todo y este “GoldenEye. Rogue Agent” no puede ser menos, ofreciendo hasta 20 mapas completos para un multijugador que admite cuatro participantes a pantalla partida en todas las versiones y la opción online para Xbox y PS2, con la posibilidad de participar en torneos de hasta ocho jugadores.

La multitud de opciones de configuración que permite, los modos de juego y las famosas localizaciones de las películas de Bond, desde las pirámides de “La espía que me amó” al satélite de “Golden Eye” entre otros, hacen de este modo quizá el más sólido del título y del que más horas podremos sacar partido. Destacar en él que además las trampas mortales que se presentan en el modo a un jugador aquí sí resultan aprovechables y ofrecen distintas opciones con las que terminar con los contrincantes.

Gameplay

Comentario final

Lamentablemente, “GoldenEye: Rogue Agent” no es la secuela que cabría esperar y carece de la personalidad, encanto o historia que anteriores entregas sí tenían. Se trata en definitiva de un FPS que pretende parecerse a otros muchos pero no llega a tener personalidad propia ni ese algo especial que los jugadores buscan en un título, exceptuando quizá un decente modo multijugador.

Después del paso adelante que supuso el anterior “James Bond 007: Todo o nada” a la hora de desmarcarse del FPS, Electronic Arts decide volver al género con desigual suerte y si lo sumamos a que en realidad no ofrece la posibilidad de ser tan malvado como en principio pretende, se trata en definitiva de una entrega que sólo satisfará a los fans de la serie que quieran ver la misma historia con otros ojos aunque estos sean en realidad demasiado parecidos a los de siempre.

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